Junto al componente de inversión, el Estado Social es también un gran redistribuidor de rentas mediante el denominado gasto social. La suma de ambos conceptos produce un doble efecto en las cuentas del Estado: de un lado, el Estado necesita cada vez más recursos, lo que se intenta subsanar bien subiendo los impuestos, bien recurriendo al endeudamiento; esta necesidad de recursos hace que el Estado se vaya apropiando cada vez, para su manejo, de un mayor porcentaje de lo que se llama el Producto Interior Bruto (PIB), es decir, la totalidad de los bienes y servicios que se producen en un país.
- El problema del déficit público: el Estado Social suele gastar más de lo que ingresa
Piénsese que si, hipotéticamente, ese porcentaje fuese cercano al 100% del PIB estaríamos en un Estado colectivizado de hecho, en el que toda la población sería directa o indirectamente empleada del Estado, con el resultado ya comprobado experimentalmente por la historia de que la falta de actividad económica privada resulta desastrosa en términos de creación de riqueza. Por otro lado y complementariamente de lo anterior, como la necesidad de gasto es inagotable se produce el problema del déficit público, es decir el Estado Social suele gastar más de lo que ingresa. Para paliar el déficit se recurre a subir los impuestos con el riesgo de que decaiga la actividad económica privada y aunque suban los impuestos el Estado termine recaudando menos (si Hacienda se lleva lo que tenía yo preparado para comprar un coche, es evidente que no lo compraré y el Estado dejará de ingresar el IVA de la compra y el impuesto de matriculación, así como los impuestos que gravan la gasolina cada vez que lleno el depósito, etc.).
Pero si con los impuestos no hay bastante, el Estado recurre al endeudamiento, es decir a tomar capitales prestados, muy fáciles de obtener porque el Estado merece confianza, pero cada año tendrá que pagar los intereses de esos capitales. Estos intereses empiezan, pues, a formar parte de los gastos del Estado y tienen que ser consignados en su Presupuesto con lo que se produce un efecto denominado "bola de nieve" que da lugar a un círculo diabólico: cada vez una mayor parte del presupuesto del Estado se dedicará al pago de intereses, por lo que cada vez habrá menos dinero para inversiones y gasto social; si el Estado no tiene más remedio que mantener las inversiones y el gasto social (cuya demanda es, a su vez, cada vez mayor) aumentará su déficit y para financiar el mismo habrá que recurrir a más impuestos y/o más endeudamiento... Una solución consiste en fabricar más billetes, pero esto supone un gran aumento de la inflación y, consecuentemente, empobrecimiento en términos reales. Se trata, en suma, de una espiral inacabable que ha llevado a la crisis financiera en determinados Estados con derrumbes estrepitosos del producto interior bruto y caída en picado de la riqueza del país, con lo que la paradoja resultante conduce a que determinadas políticas propias del Estado Social terminan creando más desigualdad real que la que inicialmente intentaba corregir.
- Un menor déficit, con menos intereses a pagar, posibilita una mayor inversión y gasto social
Por el contrario si el Estado consigue ir disminuyendo el déficit, los intereses a pagar serán menores y esa diferencia podría ser destinada en el futuro a más inversión y más gasto social. Pero para reducir los intereses el Estado tiene que ir amortizando los capitales recibidos en préstamo a costa de hacer menos inversión y menos gasto social. Nuevamente nos aparece lo que hemos denominado un círculo diabólico.
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- El Estado constitucional como Estado social
+ Constitucionalismo y superación del liberalismo económico
+ Caracteres del Estado Social (I) intervencionismo económico del Estado
+ Caracteres del Estado Social (II): encuadramiento del Estado de Derecho
+ Caracteres del Estado Social (III): democracia
+ Las crisis del petróleo
+ La desmotivación social
+ Alternativa colectivista a la crisis del Estado social
+ Propuesta neoliberal a la crisis del Estado social
+ Propuesta social-demócrata a la crisis del Estado social
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Fuente:
Introducción al Derecho Constitucional, José Luis García Ruiz. Páginas 196 - 197.